Y me perdí en tu mirada
quizás fue el más bello sentimiento que
acarició mi mente
y el hipnotismo provocado por tu belleza
fue tal,
que perpetuó en mi la silueta de figura.
Ahora mi corazón se encuentra preso
en el incesante palpitar del tuyo
latiendo al ritmo en el que se juntan
nuestras almas
y se rosan nuestras manos
esperando que el magnetismo sutil de tu presencia
junte el fulgor de dos almas que se necesitan.
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